La gente no se encuentra, amigos. Es un lema de este joven siglo XXI.
No se trata de que los hombres sean unos histéricos, tratando de alcanzar sólo mujeres que les huyen, ni siquiera de que las mujeres bellas, buenas, independientes y con empuje se metan siempre con el tipo equivocado. No!!! No es eso.
Hay tanta radiofrecuencia en el aire, tanto mensaje de texto, mail, y por qué no blogs de los menos interesantes, mensaje de voz convertidos a texto, paginas para “conocer” gente, páginas para desconocerlas, que muchos códigos maliciosos aprovechan.
Quisiera aclarar que con este enunciado no estoy echándole la culpa a la tecnología que tantas satisfacciones nos ha dado, no me malentiendan.
Quiero decir que la inmediatez y abundancia de nuestros contactos con otros humanos se nos hace costumbre, y lo que no aflora al instante no se busca en profundidad, y ni hablar de los dichos poco felices que salen en crudo con, vaya uno a saber, qué intención…
No hay tiempo de ver el fondo o, lo que es mucho peor, hay mucho material, y así lo sufrimos los que ya hicimos tanto análisis o psicoterapia.
Es desde ese lugar donde nos atrevemos a tildar a los otros de compulsivos, maniacos, obsesivos, depresivos, dependientes, o egocéntricos partiendo de frases pronunciadas por el otro, tales como “-No me gusta el pan de centeno” ó “- No te puedo ir a buscar hoy porque la bolsa de Tokio está cayendo y tengo que dejar la tintorería abierta un par de horas mas”, o alguna otra infortunada frase que no podemos explicar o traducir en lo inmediato.
Es de idealistas esperar que en esta bendita época, por mas superado que esté uno pueda pronunciar frases como: “-Si sé te gusto mucho puede ser que no se me pare porque no se si quiero tener hijos con vos” ó “si me tratas bien me acostumbro y no quisiera necesitarte” ó “la verdad que no se que carajo quiero pero a veces me pinta estar con vos y a veces no y no se como decírtelo sin herir el dudoso tamaño de tu narcisismo”. En fin, el fondo nunca esta muy claro.
Tanto es así que hasta el diálogo con nosotros mismos se nos hace imposible de traducir.
No creo que exista una forma de revertir esto, creo que se trata mas bien de convivir con esto sin sucumbir a la falta de esperanza.
Vine meditando sobre el tema todo el recorrido Retiro-Lanús del 45, un viernes en hora pico. Puedo decirles me bastó el tiempo de llegar hasta Av. de Mayo y Chacabuco, al evocar esos ojos que esta tarde me recorrieron, y la respuesta en el latido de mis sienes para pensar que cada tanto, si los planetas se alinean en la dirección correcta, el viento sopla en tres direcciones diferentes y una flor se deshoja de a un pétalo en Timbuctu, se abre un puente sobre el abismo que hay entre dos almas y ellas logran abrazarse inexorablemente… pero eso es parte de otro post.