miércoles, 30 de diciembre de 2009

Year end, siempre hay un motivo...

Se termina el año, y quien sabe por qué se originó la costumbre, la gente de las oficinas va tirando papelitos desde las ventanas de los edificios. Me imagino los barrenderos, tan contentos deben estar, con las ganas que uno tiene de laburar como loco un 31.
Mientras caen de a poquito, como pesados, empiezo a darme cuenta que el año durará como mucho hasta mañana. Ustedes pensarán: "¡Ya era hora flaca que te dieras cuenta!"
Y sí, tienen razón.
Lo que pasa es que cuando empezó parecía que iba a durar mucho tiempo, que iba a tener listas todas aquellas cosas que me juré retomar en la cena de fin de año con firme convicción. Aunque me las había prometido antes de la tercer copa de aquel maderoso cabernet, como para asegurarme de recordarlo.
Digamos que este fin no me enorgullece si pienso en que aquellas promesas:
Lejos de adelgazar, me cargué como seis kilos mas. No hice ni la mitad de la actividad física que me propuse hacer, ni ordené aquellas cajas de boludeces que uno guarda por las dudas y que habría que tirar.
Ahora bien, si voy un poco mas profundo en el balance empieza a no irme tan mal.
Si veo mi mirada, encuentro la fe en el futuro: mañana, pasado seré mas sabia y mas blanda de lo que soy ahora.
Si miro a mi alrededor conservo los abrazos que necesito y atesoro aquellos que pude tener y ya no tengo.
Si me miro al espejo, me sigo reconociendo a pesar de los años en la niña que soñaba soñar.
Si miro mi alma, aun puedo amar como merezco y como me gusta.
Si quedo en silencio, puedo sentir la paz que me procuro.
Y también me sale el sol.
Voy a pensarlo dos veces antes de proponerme algo mas sencillo que esto para el brindis.

Feliz Año Nuevo!!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Free(ak)dom

Insertarnos en esta sociedad lo menos dolorosamente posible es un trabajo que asumen nuestros padres, ya sea por amor o mayormente,- ¿por que no?-, para poder dormir tranquilos.
Vamos aprendiendo de nuestro entorno que es lo políticamente correcto a la hora de negociar, de pedir, de contradecir, de refutar.
Fui aprendiendo bastante a lo largo de los años como ahorrarme golpes innecesarios a la hora de obedecer mi autónomo temperamento que se desboca cada vez menos de puro sensible a la experiencia.
Y es un acto muy inteligente dominar esa fiera, aunque mas no sea tratando a prueba y error o como reflejo condicionado.
Lo que mas me preocupa es la profunda sabiduría necesaria para aplicar este método a la hora de reconocer un sentimiento despoblado de toda razón de ser, sin argumentos.
Qué lógica tiene la piel para erizarse? la química..
Que produce esa química? mas química. Y atrás de la química? nos quedamos sin explicaciones, sin hilo conductor para explicar por qué nos pierden esos ojos, por que se expande el aire y se contraen los pensamientos con el sonido del eco de una voz.
Y no es que haga realmente falta explicarlo, ya bastante bello es disfrutar del trote sanguíneo de este fenómeno, sentir que algo dentro cobra vida propia y se estremece.
Es que a veces impregna tanto que uno se enamora de la fragancia y se desborda y de golpe emerge en forma de palabras, confusas o claras, coloridas o grises, escritas u orales, ahogadas o a viva voz...
¡No importa cómo! Aunque no sea nuestra preferida, la verdad siempre libera y envía al mundo un mensaje que alguien alguna vez, va a responder.